El turquesa es uno de mis colores favoritos para la decoración. Esta mezcla de amarillo y azul transmite calma, serenidad y tranquilidad, también cierta alegría y optimismo; dicen, de hecho, que es uno de los colores preferidos de la gente soñadora. Es una tonalidad ideal para proporcionar equilibrio a las estancias y que puedes utilizar en su versión más suave o también en otras más intensas y oscuras. Queda genial combinado con grises y tonos neutros, por ejemplo para una decoración de estilo nórdico, y con azules es maravilloso para una decoración de tipo mediterráneo. Permite un montón de posibilidades.
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Quizá para pintar todas las paredes de una habitación pueda resultar excesivo, pero es un color chulísimo para añadir pinceladas en distintas estancias, tanto en los textiles como en los muebles o complementos decorativos. Pero si te gusta darle esta tonalidad a toda la habitación, puedes pintar las paredes en un turquesa muy suavecito y equilibrarlo con una decoración más neutra, en grises, blancos o negros, para que sea una estancia armónica.
Cocinas en color turquesa
Si hay una estancia en la que me gusta especialmente cómo queda el color turquesa es en la cocina. No me preguntes por qué, pero me parece que consigue diseñar lugares elegantes, cálidos, de esos en los que apetece estar. Puedes utilizarlo para el color de los muebles, para los accesorios, para los textiles, para los electrodomésticos o para las sillas o taburetes. Quedan tan bonitos en los azulejos… ¿No te parecen unas cocinas preciosas?





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Combinaciones con otros colores
El turquesa combinado con tonalidades frías dará una sensación más suave y liviana a la decoración de tu casa. Si tu idea es crear un ambiente muy romántico, el rosa o el lavanda serán sus mejores aliados. Quizá te parezca una combinación demasiado cursi, así que puedes hacerlo con negros o marrones, tonos neutros pero oscuros. Mezclado con amarillo transmite pureza y permitirá que tu habitación sea muy cálida y acogedora.
Sin duda, mi combinación preferida es la de turquesa con blancos y grises, quizá porque el estilo escandinavo es mi favorito y esta tonalidad es una forma de darle un alegre toque de color. Maravilloso en cojines, por ejemplo, en colchas de la cama o en muebles estratégicamente escogidos. Y ¿qué te parece la combinación con la madera para el suelo? Es una apuesta arriesgada pero me parece preciosa… Mira estos ejemplos y entenderás lo que te cuento:




En el dormitorio
Al tratarse de un color que aporta esa serenidad y calma puede resultar muy interesante introducirlo en la decoración del dormitorio. Además, es muy elegante. Si añades tonos crema a la estancia conseguirás crear un ambiente propenso a la relajación. ¿Y cómo introducirlo en esta estancia? Puedes hacerlo en las mesillas, en los textiles de la cama, en algún elemento decorativo, en la tapicería de algún sillón… Mira qué bonito queda:



Diferentes estilos decorativos
Sus distintas tonalidades te pueden servir para dar uno u otro estilo decorativo a cualquier rincón de tu casa. Me explico.
Si, por ejemplo, añades al turquesa unos toques rojos la habitación puede tomar, de repente un aire retro propio de los años 50. Esto lo verás muy claro en las cocinas. Imagina una cocina con algún mueble en turquesa y unos llamativos taburetes en color rojo. ¿A que ya sabes a lo que me estoy refiriendo? También te puede servir esta combinación, pero con un turquesa fuerte e intenso, para diseñar un rincón chill out. Combina esta tonalidad con otras como naranjas y rojas para la funda de los cojines y verás qué efecto más bonito.
Imágenes principales: Pinterest